La divina chusma: Cierta tradición divide la literatura en géneros mayores y géneros menores. La fábula estaría entre estos últimos, incapaz de competir con la ilustre novela o la noble poesía. Por eso quizás está tan ausente en la literatura contemporánea. A lo mejor cabría más bien hablar de plumas mayores y menores, porque lasfábulas de este libro están escritas por una pluma mayor –la de Rafael Ángel Herra– que vuelve noble e ilustre a ese género “menor”, con textos llenos de un cáustico humor negro, ironía y fina observación de conductas, cada uno un juego divertidísimo de espejos, cuando no de reescritura paródica de textos clásicos, alegorías crueles de lo absurdo y contradictorio de la condición humana. Albino Chacón
El soñador del penúltimo sueño (1983) incluye 26 relatos muchos de ellos experimentales, el último de los cuales le da título al libro y consta de 27 cuentos breves: ‘Al despertar el soñador de los sueños entrevió que seguía soñando vagamente fascinado en sí mismo, sin certeza de nada, excepto de un augurio: la felicidad es posible en algún tiempo y en algún punto, pero jamás en los sueños’. Wiltrud Imo escribió: «este procedimiento del autor, que consiste en manifestarse en forma cifrada sobre la condición humana, es característico de toda la colección» (G. Imo).
Había una vez un tirano llamado Edipo (1983) consta de cinco cuentos breves y dos largos inspirados en la violencia como substancia del poder. En el sujeto escindido de Barrabás hablan simultáneamente un torturador latinoamericano y el personaje bíblico. El tirano Edipo, recreado a partir de Sófocles, comprende que el poder es dudoso y por ello debe ser doblemente despiadado. Alicia Miranda escribe: «Este libro […], como su predecesor, abre caminos inexplorados en nuestra literatura, porque se postula abiertamente como lectura/escritura de una producción universal’ (Miranda,1983). Edipo descubre la más importante apariencia del poder: ‘…la máscara del gobernante, la ilusión del señorío en virtud de la cual los ciudadanos hacen de él un hombre necesario y los esclavos se odian a sí mismos por ser esclavos».
Artefactos. Breves monólogos de instrumentos que hablan de su oficio. Así dice la presentación del libro: «Si les preguntásemos a los molinos de viento, a la clepsidra o al sostén qué piensan de su trabajo, las respuestas cambiarían la historia de las cosas.» Los textos de este bestiario se proponen conocer qué dicen 111 instrumentos, cada cual en su soledad y desde su punto de vista. Invito al lector a rehacer el ejercicio. Cuando lo haga, verá que los artefactos nunca más serán iguales. »Créanme: los computadores no mentimos».